AYUDAS Y SUBVENCIONES PARA REFORMAR VIVIENDAS 2018-2021

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El plan estatal de vivienda contempla, por vez primera, subvenciones para reformas en Madrid de viviendas unifamiliares y dentro de los pisos. El importe ha de ser para la conservación, accesibilidad y eficacia energética

Las ayudas públicas a la rehabilitación llaman a la puerta de más casas. El nuevo Plan Estatal de vivienda 2018-2021, aprobado en Consejo de Ministros el pasado 9 de marzo, aumenta las ayudas económicas a fin de que los dueños puedan ejecutar con más desahogo obras de conservación, seguridad, accesibilidad, mejora de la eficacia energética y la sostenibilidad. Y, además de esto, las extiende a un mayor número de adjudicatarios. Es un evidente intento por prosperar este capítulo, en el que España suspende con un parque de casas en un estado meridianamente mejorable.

Desde este momento, no solamente las comunidades de dueños están en su derecho a un dinero público para rehabilitar las zonas comunes de sus edificios. Asimismo, y por vez primera en la historia de estos programas, las viviendas unifamiliares —aisladas o bien agrupadas en fila, en zonas urbanas y rurales— y los pisos individuales pueden solicitar una subvención para ser reformados, asimismo sus interiores. Además de esto, los requisitos se flexibilizan: pueden acogerse los inmuebles construidos ya antes de 1996, en vez de 1981 como en el precedente plan. Y se abre más la mano a fin de que puedan beneficiarse las fincas en las que hay segundas viviendas, alquileres vacacionales o bien aun pisos vacíos: para acceder a las ayudas es suficiente con que el 50 por ciento de las viviendas sean el domicilio frecuente de sus dueños o bien inquilinos. En el precedente plan esta demanda era del 70 por ciento , con lo que muchos edificios de urbes pequeñas y destinos, en los que no radica absolutamente nadie, se quedaban fuera, aclaran en Fomento.

Con esta batería de medidas de novedades el número de posibles adjudicatarios aumenta en una tercera parte. A estas ayudas podrían acogerse unos 17,5 millones de viviendas. Si bien la realidad hoy es bien diferente. Los españoles dedican al mantenimiento de sus viviendas poco más del 3 por ciento de su presupuesto familiar, el 5 por ciento en el vehículo. El año pasado se reformaron 1,5 millones de viviendas, un 2,3 por ciento más que en 2016. Mas, apenas representa un 6 por ciento del parque de viviendas. Y cuando hay visados por el medio, la cantidad merma mucho. En 2017 se pidieron 26.024 permisos para la restauración de casas, un 0,3 por ciento menos que un año ya antes, conforme Fomento. Son datos cuanto menos alarmantes dada la antigüedad media del parque de España. Avejenta a un ritmo del 2 por ciento anual, la mitad de los inmuebles tiene más de 45 años y se han construido bajo criterios de poca calidad, con lo que es preciso comenzar a priorizar la rehabilitación y reforma.

En las ayudas para la conservación, seguridad y accesibilidad están, por poner un ejemplo, el arreglo de cubiertas, frentes y medianerías, cimientos o bien estructuras (fontanería, fisuras…). Asimismo, la instalación de elevadores, rampas, videoporteros o bien sistemas domóticos. O bien la ampliación de espacios de circulación dentro de las casas, la adecuación del baño, la ampliación y adaptación de cocinas o bien salas de estar. La cuantía máxima de la ayuda es de 3.000 euros por vivienda cuando sean obras de conservación y hasta 8.000 euros si mejoran la accesibilidad. Van a poder lograr hasta los 14.000 euros por casa para personas con discapacidad —17.000 euros para casos severos—. En todo caso, las ayudas no pueden superar el 40 por ciento de la inversión (en el precedente plan el máximo era el 35 por ciento ), porcentaje que se eleva hasta el 75 por ciento cuando los ingresos sean inferiores a 3 veces el Iprem y radique una persona con discapacidad o bien un mayor de 65 años y se acometan obras de accesibilidad.

El plan no pasa por alto otra de las asignaturas pendientes: el promuevo de la eficacia energética y la sostenibilidad en edificios residenciales (incluyendo sus pisos) y en unifamiliares, tanto en el campo urbano como en el rural. Se incluye la instalación de nuevos sistemas de calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria y ventilación; ventanas más eficaces que eviten filtraciones y ruidos; mejora de la envolvente del edificio con aislamiento térmico y acústico; instalaciones para separar los restos familiares dentro de las casas y puntos de recarga de automóviles eléctricos en los parking. Es una pequeña muestra de una larga lista de obras subvencionables en este nuevo plan que, además de esto, contempla la figura de la rehabilitación por renta, conforme la que el inquilino puede costear las obras a cambio del alquiler. En este supuesto el inquilino va a poder tener la consideración de adjudicatario. En las reformas energéticas, la cuantía máxima no va a poder superar los 12.000 euros si es un unifamiliar y si son pisos los 8.000 euros (hasta el 40 por ciento de la inversión).

Tras las obras, los dueños se pueden favorecer de un ahorro anual en las facturas de hasta 1.700 euros. Además de esto, la mejora de la envolvente y la protección solar valorizan la vivienda hasta un 25 por ciento , conforme la multinacional alemana Sto. Por cada euro invertido en aislamiento térmico se genera un retorno medio de 7 euros.

Medidas deficientes

El ámbito aplaude el nuevo plan y piensa que va a ser un estímulo para acrecentar las reformas. Mas todavía se puede hacer más. Debe brotar todo género de economía sumergida para batallar contra el intrusismo profesional, creando una competencia sana y ayudando al cumplimiento por la parte de todos de las obligaciones fiscales. Las ayudas deberían venir acompañadas de la restauración de la deducción de IRPF por rehabilitación de vivienda frecuente en el tramo estatal y autonómico, que desapareció en 2013 y que animaría a más gente a reformar.

Hay quien tiene claro el auténtico inconveniente. Respecto del gran inconveniente que representa la financiación de las obras, debemos estimar que no se han tomado nuevas medidas de estímulo fiscal, como: Un Impuesto sobre el Valor Añadido del 4 por ciento, que además de esto brotaría la economía sumergida. Una desgravación real de las cantidades invertidas en rehabilitación. Se deberían hallar nuevas líneas de financiación y de subsidiación de las obras. Además de esto, se deberían incluir en el presupuesto de las actuaciones subvencionables el costo de las tasas, impuestos y tributos. Por el hecho de que, es esencial comprender que la rehabilitación energética, unida a la rehabilitación y mantenimiento general del edificio, es rentable socialmente puesto que se sostiene o bien se mejora la vida útil del edificio.

Ahora el turno es de las comunidades autónomas que tienen la competencia y que deciden el reparto de esas ayudas, que tienen carácter retroactivo al 1 de enero. “En el mes de mayo o bien junio ya podrían administrarse las peticiones” por la parte de los adjudicatarios, conforme Fomento.

 

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